miércoles, 3 de marzo de 2010

Sí a la vida. NO a la muerte

"Reciban nuestro pésame. Lo sentimos. Les acompañamos en el sentimiento"
Nunca hasta ahora vamos a tener que repetir más veces esta frase.
¿Cuántas vidas más harán falta para que se convierta nuestro corazón? Nosotros lo sabemos: ni una más.
Discúlpanos si nos metemos en tu vida privada, tu intimidad, allí donde sólo tú y Dios (o tu conciencia, si no eres creyente) tenéis acceso, pero ¿qué hubiese pasado si hubiesen dicho "NO" cuando tú aún no podías decidir por tu vida?
Piénsalo, sólo piénsalo; después haz.

Breve reseña histórica de los Laicos de la Orden de Predicadores en Jaén

La presencia de la Orden de Predicadores en Jaén data del año 1382
Este es el año en que los frailes predicadores (Dominicos) y el rey Juan I de Castilla fundaron el convento universidad "Santa Catalina Mártir" (Calle de Santo Domingo). Nuestras hermanas contemplativas llegarían casi dos siglos después, en el año 1562, con la fundación del monasterio de la Purísima Concepción (Calle Ancha), al que posteriormente se le uniría el monasterio de Nuestra Señora de los Ángeles (Calle Martínez Molina). Hoy, de toda la presencia de la Orden, permanece la comunidad de contemplativas del monasterio de la Purísima Concepción que, tras su fusión con el monasterio de Ntra. Sra. de los Ángeles, se trasladó a la Calle Llana.
¿Cuándo nacen los laicos dominicos?

Nuestro Padre Santo Domingo de Guzmán y Aza cautivó con la Palabra de Dios no sólo a aquellos que entraron en la Orden como frailes o monjas, sino que también a todo seglar que se cruzase en la trayectoria de su palabra, mirada u oración. Prueba de ello son los seglares que acogían y propagaban la misión apostólica dominicana en las universidades; o la fundación de la "Milicia de Jesucristo" en Florencia, en 1221; o los movimientos laicales de Milán, fundados por San Pedro de Verona; o los movimientos de penitencia que giraban en torno a los dominicos y franciscanos desde el año 1230. La prueba que definitivamente demostraba nuestra existencia como parte plenamente integrante de la Orden de Predicadores fue el reconocimiento de fray Munio de Zamora, séptimo Maestro de la Orden, estableciendo la Regla de los Hermanos y Hermanas (seglares) de la Orden de Predicadores en 1285. Desde este momento, las comunidades de seglares que se formaban entorno a las "Domus Predicatoris" pasaron de ser reuniones de simpatizantes a ser verdaderas comunidades de laicos predicadores que oficialmente participaban del carisma y misión de Domingo de Guzmán: predicar la Palabra de Dios.
Los laicos dominicos en Jaén
Conjuntamente con la llegada de los frailes predicadores a Jaén en 1382 se puede fijar la presencia de los laicos dominicos en la capital. Pronto surgió la comunidad seglar entorno al convento como una nueva y creciente comunidad, propagando el carisma predicador a sus casas, trabajos y sociedad en general. Así, de manera continuada durante siete siglos, los laicos dominicos no han dejado de llevar como lema las palabras de San Pablo: "Predicar el Evangelio no es para mi ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe. ¡Ay de mi si no predico el Evangelio!" (1 Co. 9, 16).
La fraternidad de laicos dominicos de hoy somos herederos de una comunidad anterior de 120 hermanas y hermanos que nos legaron todo su saber y candor espiritual. Todo un testamento de Verdad y Gracia que nos ha llevado a revivir el espíritu predicador en la capital de Jaén, llevando luz y vida allí donde no la hay. Este logro ha sido gracias a la ayuda de nuestros hermanos de las fraternidades de Torredonjimeno y Alcalá la Real, primero, y de las fraternidades de toda la Provincia Dominicana de Bética. Todos nos rodearon con sus brazos para que pasáramos de un grupo de cristianos a ser una comunidad cristiana de laicos dominicos caminando en pro de conserguir el seguimiento de Cristo según inspiró el Espíritu Santo a Sto. Domingo de Guzmán y a que nuestra Pro-Faternidad sea eclesiástica, canónica y dominicanamente Fraternidad de pleno derecho.
Invitación

Desde este ánimo de vivir en comunidad, oración, estudio y predicación nos reunimos cada quince días en el monasterio de la Purísima Concepción de nuestras hermanas contemplativas en la C/Llana. Es el momento en el cual nos unimos formando un solo cuerpo en la diversidad y la pluralidad y desde el cual, animados por el Espíritu de Jesús, el Cristo resucitado, nos encarnamos plenamente en nuestra sociedad de hoy intentando, siempre dentro de nuestros dones, estudiar los acontecimientos sociales. Es un contemplar los signos de los tiempos sembrando un poco de alegría de vivir, luz de esperanza, ardor de amar. Es decir, estar en comunidad nos lleva a ver que no somos iguales y que, por tanto, debemos acoger al otro tal y como es; la oración nos transporta a la experiencia de unión con Dios hablando con Él de la humanidad y a la humanidad de Dios; el estudio nos facilita tratar los problemas y acontecimientos de nuestros días con un punto de vista objetivo, buscando soluciones libres de prejuicios; la predicación es la misión: llevar a los demás todo aquello que hemos contemplado y estudiado.
De esta manera, amparados siempre por Nuestra Señora y Madre la Virgen del Rosario, es como hoy estamos y vivimos el relevo de aquellos que nos precedieron hace 700 años y que bebieron más de cerca el agua de la sabiduría de Ntro. P. Sto. Domingo.