miércoles, 26 de diciembre de 2012

Predicación Dominicana en tiempos de crisis


Una reflexión comunitaria sobre nuestra predicación

Como Familia de predicadores que somos, no podemos dejar de preguntarnos qué hemos de predicar en estos momentos de crisis, qué palabra pronunciar que sea fiel a la Palabra, que ha venido a traer vida abundante a las vidas de nuestros contemporáneos (y de nosotros mismos).

Nuestra palabra ha de nacer de una doble escucha, la que presta oído atento a las historias narradas por la gente, las historias de sus vidas, sus preocupaciones, su sufrimiento y sus alegrías; y la escucha atenta de la Palabra que siempre es luz, que siempre reaviva la esperanza y genera gestos de amor nuevos.

Nuestra mirada, como la de Domingo, ha de ser de una mirada compasiva a nuestro mundo. Pero, como afirmara Bernardo Cuesta, OP: “La compasión incluye dos dimensiones: una dimensión contemplativa, que nos ayuda a mirar el mundo con los ojos y con el corazón de Dios y a descubrirle a Él en los ojos y en el corazón sufriente de los hombres; y una dimensión comprometida, que nos impulsa a construir nuestra vida y a transformar el mundo conforme al proyecto que Dios nos ha revelado en Jesucristo”.

Palabra y compromiso van juntos y, como Familia, hemos de descubrir no sólo cuáles han de ser nuestras palabras en este momento, sino también nuestros gestos concretos, nuestra respuesta compasiva.

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